La Asociación filosófica argentina (AFRA) se suma al conjunto de voces de distintas asociaciones, colectivos y personalidades que manifiestan su preocupación por los anuncios y resoluciones del gobierno nacional sobre el presupuesto para el sistema científico y universitario nacional para el corriente año, como así también por los anuncios de recorte y cierre en instituciones claves de las artes y la cultura como el Fondo Nacional de las Artes, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), el Instituto Nacional de Teatro (INT), el Instituto Nacional de la Música (INAMU) y modificaciones de instituciones y regulaciones claves para el fomento y el acceso a la cultura como la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIB) y la Ley del libro.
En particular, la decisión de replicar el presupuesto científico universitario de 2023 en un contexto de altísima inflación representa una virtual asfixia presupuestaria que ya ha comenzado a mostrar sus consecuencias y ante la que no podemos quedarnos callados. La reciente decisión del Directorio del CONICET de postergar indefinidamente la publicación de resultados de becas y promociones es de una gravedad inusitada, ya que no sólo lesiona los derechos adquiridos del personal involucrado (investigadores científicos y personal de apoyo) y la selección de jóvenes graduados en todas las áreas de conocimiento, sino que también introduce un gravoso componente de inestabilidad institucional en un organismo cuyas metas y objetivos son en buena medida de mediano y largo plazo.
Este año comenzamos a transitar la quinta década de funcionamiento ininterrumpido de las instituciones democráticas, un hecho inaudito en la historia nacional. Evidentemente, este proceso presenta luces y sombras que deben escrutarse cuidadosamente. El sistema científico y universitario argentino es sin dudas uno de los pilares de este proceso, en el que ha operado como un vector de dinamismo social y de democratización, sin descuidar la excelencia académica y científica, como lo testimonia el alto reconocimiento de que goza tanto en el país como a nivel internacional. Otro tanto cabe decir de las letras y las artes nacionales, que nos han ofrecido invalorables oportunidades de distanciamiento a través de las cuales observarnos y reflexionar, entre otras cosas, sobre nuestra historia y nuestro presente. A nadie se le escapa la importancia de la producción y la circulación del conocimiento en sociedades complejas como las contemporáneas, en particular en sociedades en desarrollo, donde el margen de autonomía para su inserción global depende profundamente de las capacidades científicas, técnicas, sociales y culturales de la población.
Poco después de haber asumido el nuevo gobierno comprobamos amargamente que el carácter restrictivo de las políticas anunciadas no se limita a las señaladas, sino que observamos con estupor cómo, a las reacciones que provocan en la ciudadanía sus polémicas medidas en distintos ámbitos, las nuevas autoridades responden con un discurso autoritario y con intentos de limitar el derecho a manifestarse y peticionar, intentando avanzar así desde el Poder ejecutivo sobre los principios republicanos.
Por todo esto, hacemos un llamado general a reflexionar sobre el significado de la convivencia democrática e instamos a las autoridades a reconsiderar las medidas implementadas en beneficio de la continuidad y sustentabilidad de nuestras instituciones universitarias, científicas, culturales y artísticas.